Son naves espaciales fabricadas en la Tierra y
enviadas en un vehículo de lanzamiento, un tipo de cohete que envía una carga
útil al espacio exterior. Los satélites
artificiales pueden orbitar alrededor de lunas, cometas,
asteroides, planetas, estrellas o incluso galaxias.
Existen satélites
del tipo geoestacionario,
que orbitan de Este a Oeste sobre el Ecuador, y los “polares”, que viajan en dirección norte-sur, hacia los
polos de la Tierra.
Un satélite también debe estar conformado por
cuatro partes esenciales para su correcto funcionamiento en el espacio: una
fuente de energía, antenas para recibir y enviar información, un sistema para
resguardar y/o procesar datos y un control de acción que puede ser gestionado
desde la Tierra. También deben considerarse sistemas térmicos, de software y
otras tecnologías en el caso de los aparatos de más reciente generación.
Los satélites
artificiales son utilizados para enviar y recibir
comunicaciones de uso masivo como telefonía, televisión o Internet, también
sirven para prestar servicios educativos, con fines militares y de educación
científica.